En el Nivel cuatro del turno tarde comenzamos a trabajar la identidad con el fin de propiciar el desarrollo de capacidades vinculadas a la identificación y a la expresión de sentimientos, emociones e ideas.

Nos parece fundamental favorecer el desarrollo de la autoestima y la confianza en sí mismos/as como uno de los elementos que contribuyen a la construcción de la propia identidad.

La forma y expresividad particular de cada cuerpo y la historia personal son elementos fundantes de una identidad a la que aludimos con el nombre propio.

Para ello, realizamos los “Días Especiales” de cada uno y de cada una, dedicando una tarde a celebrar su vida, a darles el espacio de que se presenten y cuenten su historia. Compartieron quiénes son, cuál es su nombre, quién se los puso, qué significa, cómo está conformada su familia, cuáles son sus gustos, su música favorita, su color y juguete favorito.

Los niños y niñas lo vivieron con mucha emoción, desde preparar en sus casas lo que iban a traer, hasta compartir en el jardín su historia. De esta manera, nos conocimos un poco más y le dimos importancia a nuestra identidad.

Les compartimos algunas imágenes de las experiencias vividas en Sala Turquesa, Azul Francia y Roja del turno tarde.

¿Quién le puso nombre a la Luna?
¿Habrá sido la laguna, que de tanto verla por la noche decidió llamarla Luna?
¿Quién le puso nombre al elefante? ¿Habrá sido el vigilante, un día que se paseaba muy campante?
¿Quién le puso el nombre a las rosas? ¿Quién le pone nombre a las cosas?
Yo lo pienso todos los días. ¿Habrá sido un señor que se llama Pone nombres que saca los nombres de la nombrería?
¿O la arena sola decidió llamarse arena y el mar solo
decidió llamarse mar? ¿Cómo será?
(Menos mal que a mí me puso el nombre mi familia)

Adaptación de “¿Quién le puso nombre a la Luna?”

Autora: Mirta Goldberg

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