La infancia es, probablemente, la mejor época de la vida para sembrar la esencia de la educación emocional y para trabajar este aspecto de nuestro ser.
La inteligencia emocional “es la capacidad de reconocer los propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que mantenemos con los demás y con nosotros mismos.”
Reconocer las propias emociones, sentirlas, ser capaz de llegar hasta el fondo de ellas es un modo de vivir y de vivirse. Consideramos importante comenzar enmarcando a las emociones dentro de lo que se denomina ESI. La Educación Sexual Integral articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos; que favorecen una conciencia del cuidado de sí mismos, y de los otros, y la expresión de emociones y sentimientos de ambos, y su respeto.
Desde las salas maternales T.T abordamos el eje de las emociones desde los monstruos. Los mismos están siempre asociados al miedo. La idea de conocer monstruos parte de transformar a estos seres tan temibles en seres queribles y deseosos de tener amigos. Cuando podemos jugar con el “objeto monstruo”, el miedo desaparece, porque ese monstruo ya es conocido, ya no asusta. Es por eso que, dentro de este proyecto, realizamos actividades que les permitan a los niños y niñas expresar sus sentimientos y canalizar sus miedos. Acompáñennos en la aventura creativa que fue transformar a estos monstruos en seres divertidos, de colores, diseñados y creados por las salas maternales.